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viernes, 1 de junio de 2012

"En el futuro podremos vivir mil años"


"En el futuro podremos vivir mil años"




Según cuenta Alicia Steimberg en Músicos y relojeros (Centro Editor de América Latina, 1971), su abuela "conocía el secreto de la vida eterna". La fórmula consistía en hervir acelgas y comerlas inmediatamente, chorreando el jugo de la cocción y rociadas con dos limones grandes.
Los "crionicistas", un grupo de personas a los que a veces se considera excéntricos y otras, demasiado ingenuos u optimistas, piensan que para vivir mil años serán necesarios avances tecnológicos que hoy sólo existen en las fantasías más desatadas. Pero que mientras tanto es posible dejar abierta esa posibilidad preservando a los individuos después de su muerte en nitrógeno líquido, a 196 grados bajo cero.
Ayer, por primera vez un alto ejecutivo de una institución criónica llegó a la Argentina. Es Ben Best, presidente del Cryonics Institute, de Detroit, que viajará a Rosario para participar del Congreso Internacional de Criobiología.
Cuando se le pregunta a Best, que realizó estudios de farmacología, física, computación y finanzas (pero que aclara que en ninguna de estas disciplinas obtuvo un doctorado, y que la criónica no es una ciencia, sino una tecnología), por qué se dedica a esto, simplemente contesta: "Amo la vida y quiero más".
-Señor Best, ¿la criónica explora otros usos del congelamiento, además de la prolongación de la vida?
-Por definición, la criónica es la criopreservación de seres humanos y mascotas para revivirlos en el futuro. El dinero invertido en investigación tiene objetivos como preservar órganos para trasplante, pero eso no es criónica. La criopreservación de células madre y tejidos de especies en extinción puede hacer avanzar la criogenia, pero no la criónica.
-¿Las personas que usted preserva están vivas o muertas?
-Los pacientes criónicos deben estar clínicamente muertos, pero nosotros no creemos que lo estén definitivamente. Alguien cuyo corazón se ha detenido está clínicamente muerto, pero a veces puede ser revivido por reanimación cardiopulmonar (RCP). Hay chicos que estuvieron sumergidos en agua fría hasta una hora y luego fueron revividos sin daño neurológico, aunque estuvieron clínicamente muertos.
-¿Y tienen muerte cerebral?
-El cerebro no está activo, pero las células y tejidos usualmente no están muertos.
-¿Qué pasaría si por alguna razón se produjera un corte de electricidad en el i nstituto?
-Los pacientes se mantienen congelados a la temperatura del nitrógeno líquido en tanques que son como grandes termos; es un sistema independiente de la energía eléctrica. Todos los días chequeamos los niveles de nitrógeno líquido para asegurar que se mantengan bien preservados.
-¿Cuando usted habla sobre la posibilidad de reanimarlos "en el futuro", en qué escala de tiempo está pensando: en una década, un siglo, un milenio...?
-En un rango que va de varias décadas a un siglo. Esa es mi opinión personal. No hay consenso sobre esto.
-¿Si las personas son criopreservadas cuando ya son muy mayores y tienen sus tejidos muy deteriorados, cómo se imagina que estarán al ser reanimados?
-[En el futuro] la tecnología de reparación molecular podrá reparar sus tejidos y la de rejuvenecimiento podrá volverlos jóvenes de nuevo.
-¿Suponiendo que eso llegara a ser posible, cree que las personas reanimadas después de décadas podrían adaptarse a un mundo totalmente distinto?
-La tecnología hace la vida más fácil. Muchas personas que se trasladan a la civilización desde condiciones primitivas se adaptan placenteramente.
-¿Le parece que es ético prolongar indefinidamente la vida?
-En mi opinión, la vida es buena y la muerte es mala. Soy un convencido de que la tecnología resolverá los problemas de contaminación y puede crear riqueza para todos. El espacio exterior es vasto [y puede proporcionarnos enorme cantidad de] energía y recursos.
-Si fuera efectiva, ¿no piensa que la criónica amplía dramáticamente la brecha entre ricos y pobres?
-La tecnología hace más ricos tanto a los ricos como a los pobres. La mayoría del mundo ahora tiene teléfono celular. Hasta los más pobres.
-Usted dice que la criopreservación ayudará a salvaguardar la sabiduría de cada ser humano, pero los que se criopreservarán serán los que tengan dinero, no los más sabios...
[Personalmente], trato de hacerla accesible para todos. Para las personas jóvenes y que gozan de buena salud, tener un seguro cuyo beneficiario sea una organización de criónica es algo que está al alcance.
-¿No le parece que la posibilidad de éxito de esta técnica es increíblemente pequeña?
-En mi opinión, está a décadas de distancia. Pero es mejor eso que nunca.
-¿Dado que se trata de un procedimiento experimental, no debería ofrecerse sin costo?
-¿Usted pagaría? Para mí, las personas deberían tener el derecho de utilizar su dinero como lo deseen -incluyendo la posibilidad de una vida en el futuro, o juventud y salud que podrían durar siglos.
-¿Según su visión, cuánto sería posible expandir la existencia humana?
-Si la reanimación y el rejuvenecimiento fueran posibles (es decir, si todas las enfermedades pudieran curarse), entonces la causas de muerte serían los accidentes, los suicidios y los asesinatos. En los Estados Unidos, en 2006, los accidentes fueron responsables del 5% de las muertes, el suicidio, del 1,4%, y el homicidio, del 0,8%. Asumiendo que uno estuviera determinado a vivir para siempre, el suicidio debería excluirse como causa de muerte. De modo que si sólo los accidentes y los homicidos fueran causa de muerte, una persona podría vivir más de mil años.
El planeta de la tecnología criónica
En el mundo hay tres organizaciones que mantienen a alrededor de 250 personas criopreservadas: el Cryonics Institute (CI, catalogado como "cementerio"), en Detroit, Alcor, en Arizona, y CrioRuss, cerca de Moscú. Alrededor de 2000 personas más ya manifestaron su interés en someterse a ese tratamiento en el momento de morir. La mayoría está en los Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Alemania y Rusia. En la Argentina hay uno, otro en Brasil, uno en Chile y dos en México. El costo de la criopreservación es muy variable, y puede ir de los 90.000 a los 300.000 dólares, según informa el CI. Durante la preparación, se reemplaza la sangre por sustancias criopreservantes para reducir la formación de cristales de hielo y evitar el daño de los tejidos.

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