Mujeres
MUSULMANAS,
HUMILLADAS
HASTA EL FINAL.
Fuente: factorinternacional.com
Las mujeres musulmanas me inspiran profundo dolor, es esa sensación de vacío, de una existencia sin sentido y me imagino a mi misma o a mi hija, viviendo el sin sabor de ser invisibles, vientres que esperan por ser preñados y nada más. De no ser por aquellas luchas batalladas por la mujer occidental moderna, quién sabe si en New York y aquí en Caracas aun usaríamos burkas. Y aun así, de este lado de la modernidad… aun nos falta bastante.
Cuando leí la confesión de una de las esposas de Bin Laden sumé dos más dos. Si alguien es capaz de tratar así a su pareja, a la madre de sus hijos, (sin contar que se trata de la esposa # 3 de Bin Laden quién cuenta historia) es capaz de todo y ahí están las Torres Gemelas para atestiguar. La descripción del acto sexual que hace la esposa # 3 con su amo y señor Laden, solo puede compararse con el tormento de una yegua de cuadra.
Esta vez la noticia ocurre en Egipto. Por un lado se dispara la Primavera Árabe, por otro – después de un año- al fin están en elecciones libres “porque Mubarak era retrógrado y dictador” (y lo era) y finalmente, para que no quepan dudas de que no todo es progreso afianzan, tristemente, la idea de que esta nueva primavera no es para mujeres. Si ha de llegar un dejo de democracia a la tierra de Tutankamon, no será precisamente para el disfrute del sexo femenino. La mujer musulmana está obligada a servir, y debe estar disponible en cualquier momento para el macho de la especie, presta a ocuparse de su casa, a no crecer, ni mucho menos competir, no puede manejar, tampoco dejarse fotografiar y sus hijos varones serán educados para repetir la hazaña con otras mujeres igual que ella.
Ahora, en pleno siglo XXI, destronado Mubarak, en plena Primavera Árabe, con la algarabía que el mundo desparramó pensando que a Egipto –ahora si- había llegado el progreso, se asoma un proyecto de ley que, segura estoy, será aprobado por el poderío masculino musulmán:
Los esposos podrán tener sexo con su esposa ¡fallecida! …y así honrar el derecho a despedirse. Eso sí, antes de cumplir las seis horas de muerta, ya saben ustedes que el rigor mortis es una cosa seria que impide tener sexo con los muertos. Vaya barbarie.
La buena noticia es que las mujeres egipcias están protestando (a su estilo…pero protestando al fin) de hecho, éste artículo de prensa está llegando a nosotros gracias a un grupo de valientes que se atreven a recibir los azotes que sean necesarios pero ya basta… de ser humilladas hasta el final.
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