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miércoles, 29 de agosto de 2012

El envejecimiento está en los genes


El envejecimiento está en los genes

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los genes y el envejecimientoEsta cuestión de los genes, de la que aún nos falta mucho por conocer, ha dado mucho de que hablar en los ámbitos de ciencia y tecnología en las últimas décadas. Los avances cada vez son más extensos, más detallados y ayudan a comprender mejor muchos aspectos que de otra forma no podrían haber sido resueltos. Quizás se piensa que la cúspide de la investigación de la genética culminó con la clonación de la oveja Dolly, lo cual fue una extrema combinación de éxito con fracaso, ya que se logró clonar exitosamente a Dolly, pero murió al poco tiempo por enfermedades crónico degenerativas propias del envejecimiento. 

Entonces, ¿existe una relación entre los genes y el envejecimiento? Desde entonces surgió esta interrogante, ya que se pensó desde un principio que, como se habían utilizado células de una oveja de edad avanzada para clonar a Dolly, estas células ya contenían material genético deteriorado. La verdad es algo a medias, ya que sí fue lo anterior lo que influyó, pero también debe tomarse en cuenta que eran los primeros intentos exitosos de clonación, por lo que aún quedaban muchos huecos por rellenar, lo que ha llevado a clonaciones mucho más exitosas, cada vez mejorando en algún aspecto.

Lo que habría que entender en estas cuestiones es que las células funcionan casi como organismos con vida propia, sólo que no son independientes unas de otras, pero todas poseen sus propios “órganos,” conocidos como organelos celulares, mediante los cuales las células crecen, se alimentan, respiran, se reproducen (en algunos casos) y mueren. Con la edad, igual que los seres vivos, las células comienzan a perder sus capacidades, se comienzan a deteriorar hasta que en un punto mueren; algunas de ellas pueden dar lugar a células nuevas, jóvenes y fuertes, pero muchas otras células, como es el caso de las neuronas, no se reproducen. 
Lo interesante es que parece estar inscrito en el código genético, las células no son otorgadas la capacidad de reproducirse y además, de dejar de funcionar con el tiempo. Por ello, si de alguna forma se lograse “ignorar” esa sección de los genes, se podría alcanzar el sueño que ha perseguido gran parte de la humanidad a lo largo de su existencia, dominar su propia mortalidad y la juventud eterna.

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